Existen preparaciones que nos acostumbramos a llevar tomándolas del anaquel del supermercado o pidiéndoselas a nuestro casero en la bodega sin detenernos a pensar si es la única manera de contar con ellas. Sea por falta de tiempo para prepararlas, porque satisfacen de un modo suficiente nuestra expectativa de sabor y calidad o quizás sólo por no saber qué tan sencilla o difícil resultaría prepararlas, nos quedamos en ese único lado de la historia sin llegar a conocer cómo nuestros padres o abuelos lo hacían algunos pocos (o no tan pocos) años atrás. Y de veras que podemos quedar gratamente sorprendidos.
Por citar un ejemplo cercano, hoy en día es rápido y casi rutinario destapar el empaque de mayonesa y aplicarlo a nuestros panes, ensaladas o papas fritas. La mayoría de personas lo hace así. De hecho las mayonesas empacadas evolucionaron no hace mucho a una versión muy parecida a la que estábamos siempre habituados en las casas, con ese toquecito de limón que justamente le daba ese "sabor de casa". La pregunta que se cae de madura de inmediato es: ¿O sea que antes siempre se preparaba la mayonesa en casa? La respuesta es afirmativa y te la pueden confirmar en tu familia con, probablemente, muchas anécdotas felices y nostálgicas del proceso de prepararlas. Desde cómo la preparaban, como la guardaban y con que frecuencia realizaban dicho ritual. Lo interesante es que, hacer mayonesa, no es difícil. Tampoco requiere muchos ingredientes y los podemos contar con los dedos de una mano. Y siempre habrá un ingrediente o secreto adicional en la receta de cada familia. Súmale a esto que puedes mejorar la calidad de tu mayonesa usando un aceite de mucho mejor calidad que el promedio, usar huevos frescos (o quizás hasta orgánicos si te place), una mostaza amarilla de las que más te gustan y ajustar las proporciones de cada uno de los demás ingredientes. El resultado siempre será, con seguridad, más acorde con tu paladar.

A partir de este punto podrás luego constatar que, además de la mayonesa, la lista de aquello que puedes preparar en casa, en lugar de comprarlo hecho, no es corta. Te dejamos un segundo reto no tan complicado: la salsa huancaína. Acepta el desafío de indagarlo, de conseguir buenos ingredientes, poner utensilios a la obra y contarnos tus experiencias.
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